Las tres variables identificadas por Max Weber como definidor de clase social son circunstancias y oportunidades de vida; propiedad de bienes y riqueza; y condiciones de trabajo y mercados. De estos, Weber consideró que la propiedad de la propiedad es la variable más decisiva para determinar la clase.
Weber argumentó que los dueños de propiedades podían influir o incluso dominar los mercados de productos básicos y laborales. Los propietarios de tierras, por ejemplo, pueden cobrar rentas de los inquilinos, transformando así su propiedad en riqueza.
La tercera variable de Weber se aplica principalmente a la clase trabajadora, que puede estar subdividida por sus condiciones de trabajo, ganancias y servicios en clasificaciones de trabajadores calificados, semicualificados y no calificados. Tomados secuencialmente, estos grupos representan atribuciones decrecientes de valor social, en función de lo que sus miembros pueden ofrecer a la sociedad.