Un aspecto negativo del etnocentrismo es la falsa noción de que la cultura de uno es más superior a la otra. Esta percepción profundiza el comportamiento inhumano debido a la mala interpretación cultural, los prejuicios étnicos y raciales y la desconfianza provocada por el etnocentrismo. Un aspecto positivo del etnocentrismo se centra en la protección. Las personas de la misma cultura pueden preservar sus tradiciones, costumbres y prácticas rechazando aquellas culturas que son diferentes de las suyas. El etnocentrismo también ayuda a mantener la singularidad y autenticidad de una cultura.
Las personas etnocéntricas tienden a despreciar a aquellas personas que pertenecen a un grupo étnico diferente. Hacen juicios prematuros y suposiciones erróneas porque creen que otras culturas son inferiores a las suyas. Es difícil para las personas etnocéntricas asimilar las creencias, prácticas, tradiciones y costumbres de otras culturas.
El etnocentrismo fomenta el conflicto, distorsiona la comunicación y crea sospechas y antagonismos entre las personas. Evita que las personas de una cultura particular aprecien y comprendan las culturas de otras personas. Por ejemplo, los musulmanes conservadores consideran que las mujeres europeas son extremadamente inmodestas y despiadadas porque no cubren sus cuerpos de pies a cabeza cuando están en público. Por otro lado, los europeos condenan a las sociedades que comen perros o practican la poligamia.
El etnocentrismo puede llevar a serios problemas sociales, como el colonialismo, el racismo y la limpieza étnica.
