La globalización permite a los países beneficiarse de la sinergia económica y colaborar en el manejo de desafíos políticos, sociales y económicos. Una economía global expande el alcance de compradores y vendedores para gobiernos y países. Un mercado más amplio permite a los productores obtener más por sus productos, y una red de suministro global brinda a las entidades públicas y privadas más opciones de compra.
La globalización también aumenta las oportunidades para que las empresas amplíen sus operaciones en mercados extranjeros. Al aceptar la inversión extranjera, un gobierno promueve la acumulación de su infraestructura. Las empresas extranjeras también pueden contratar empleados locales, lo que aumenta los niveles de empleo doméstico. Las compañías estadounidenses se expanden a los mercados extranjeros, desarrollan nuevas fuentes de ingresos y recuperan parte de ese dinero en sus operaciones en los Estados Unidos. Este aumento de capital permite la expansión del negocio y mayores niveles de contratación.
Los líderes gubernamentales pueden comunicar formas de mejorar mutuamente las condiciones económicas y compartir los resultados económicos positivos. La apertura entre los gobiernos y los líderes de la industria contribuye a compartir conocimientos y recursos. Muchas industrias celebran reuniones internacionales en las que las empresas comparten ideas y tendencias que benefician a todos los involucrados.
Más competencia interna también obliga a algunas empresas a crecer internacionalmente o arriesgarse a fracasar. Las naciones en desarrollo presentan oportunidades no solo para desarrollar nuevas fuentes de ingresos, sino también para aprovechar nuevos canales para el capital.