Entre las funciones atribuidas al sebo en los seres humanos se encuentran la protección de la piel contra los rayos UV, la inhibición de microorganismos dañinos en la piel, el suministro de antioxidantes a la superficie de la piel y la creación de una barrera contra la humedad para prevenir el exceso de agua pasa a través de la piel. Aunque desempeña muchas funciones, la ciencia aún no tiene una comprensión completa del papel del sebo en el cuerpo.
Los científicos saben que la producción y la secreción de sebo es la actividad principal de las glándulas sebáceas maduras. El sebo secretado es una mezcla compleja de lípidos que consiste en 57.5 por ciento de triglicéridos y ácidos grasos, 26 por ciento de ésteres de cera, 12 por ciento de escualeno y 4.5 por ciento de colesterol y ésteres. Los ésteres de escualeno y cera secretados por las glándulas sebáceas son exclusivos del sebo y no se encuentran en ninguna otra parte del cuerpo. Son los componentes principales que proporcionan protección a la piel. A pesar de sus beneficios, la calidad aceitosa del sebo puede hacer que los folículos pilosos se obstruyan si se producen en exceso. Esto puede provocar acné, puntos blancos, puntos negros o, en el peor de los casos, la pared del folículo puede romperse, lo que permite que el sebo se filtre en el tejido y forme pústulas.