La frase "Pienso, luego existo" significa que pensar es lo único que no se puede simular. Es la única forma en que los individuos saben que existen.
Esta frase es una traducción al inglés de la frase en latín "Cogito ergo sum". Fue utilizada por primera vez por el filósofo René Descartes. Descartes luchó con un problema que ahora se llama "el problema de saber" y, a veces, se lo denomina dilema "cerebro en una cuba". La idea es que el cerebro es fácil de engañar. La única forma en que una persona sabe lo que experimenta de la realidad es a través de la confianza en los aportes sensoriales de su propio cerebro.
Descartes se preguntaba cómo las personas sabían que sus percepciones de la realidad no eran las ilusiones de un demonio. De hecho, continuó reflexionando sobre cómo las personas saben si existen o no. Reflexionó que su propia percepción de sí mismo podría ser una ilusión. La respuesta que descubrió Descartes para este dilema fue: "Pienso, luego existo", lo que significa que pensar es lo único que sabía que no podía ser artificial. Incluso si el pensamiento proviene de un lugar diferente al que se espera, los pensamientos aún provienen del individuo y definen al individuo como real, independientemente de cualquier otro factor.