Se cree que la superpoblación en la República de Filipinas causa pobreza sostenida y un crecimiento económico deficiente entre las familias al privarlos de los recursos financieros necesarios para garantizar la educación y la atención médica adecuada para sus hijos. El gobierno de Filipinas acordó en 1967, junto con otros 12 países, que la superpoblación es un inhibidor del desarrollo económico, y comenzó a estudiar una variedad de medidas patrocinadas por el gobierno para reducir la tasa de crecimiento de la población. Sin embargo, la intervención del gobierno en la planificación familiar sigue siendo un tema controvertido en la nación superpoblada del archipiélago.
Los estudios económicos, particularmente los que involucran a países asiáticos, apuntan a las altas tasas de fertilidad y al rápido crecimiento de la población entre los pobres como contribuyentes significativos a la pobreza. También se consideran factores que conducen a crisis ambientales, sociales y de salud que los gobiernos de las economías en desarrollo pueden encontrar difíciles de manejar. Las salas de maternidad del hospital de Manila, la capital de Filipinas y una de las 26 megaciudades del mundo basadas en la población, están abarrotadas hasta el punto en que varias madres y sus bebés se amontonan en una cama, según informa el diario británico The Guardian . También se informó que el sistema educativo estaba sobrecargado y que los estudiantes recibían solo unas 4 horas de clase por día.
Los problemas ambientales en Manila se han agravado seriamente por la superpoblación. La falta de una infraestructura adecuada de alcantarillado ha dado lugar a playas contaminadas y el río Pasig, contaminado terminalmente, que atraviesa la ciudad, ha sido declarado biológicamente muerto.