Los métodos de tratamiento para los espolones óseos en el tobillo incluyen la aplicación de compresas frías en el área y medicamentos antiinflamatorios, como Depomedrol, Celestone o Kenalog, según MedicineNet. Si el espolón del hueso irrita los tendones, nervios o ligamentos o no responde a medidas conservadoras, puede ser necesaria la intervención quirúrgica.
Aunque muchos espolones óseos son asintomáticos, los tejidos irritantes que los rodean pueden causar dolor, sensibilidad, debilidad, entumecimiento e hinchazón, como lo indica MedicineNet. Las causas comunes incluyen lesiones en el tendón o el cartílago y la inflamación local, como la causada por la tendinitis y la osteoartritis. Los espolones óseos en el talón a menudo son causados por la fascitis plantar, la inflamación de la parte inferior del pie. Un médico diagnostica un espolón óseo mediante pruebas radiológicas, como ecografías, imágenes por resonancia magnética, tomografías computarizadas, mielogramas e imágenes de rayos X. También puede realizar un examen físico para detectar el espolón óseo, según lo afirma la Clínica Mayo.
Los espolones óseos ocasionalmente se desprenden del hueso regular, convirtiéndose en lo que se conoce como cuerpos sueltos, según lo declarado por Mayo Clinic. Estos cuerpos pueden incrustarse en el revestimiento de la articulación o flotar libremente en la articulación. Cuando los cuerpos sueltos se desplazan entre dos huesos que forman una articulación, pueden causar un bloqueo intermitente, lo que dificulta la movilidad de la articulación.