Las 400 especies vivas de tiburones se defienden de diversas maneras que varían de una especie a otra. Las especies grandes, como los grandes blancos, los tiburones peregrinos y los tiburones ballena obtienen protección de su tamaño; son demasiado grandes para representar presas potenciales para cualquier especie, excepto los humanos. Otras especies, como los tiburones de alfombra, dependen de su morfología aplanada y su coloración críptica para evitar la detección de depredadores.
Además de los atributos como el tamaño y la coloración de camuflaje, los tiburones confían en sus poderosos sentidos para evitar el peligro. Los tiburones pueden ver razonablemente bien, pero sus mejores sentidos son el olfato, la audición y el sentido de la línea lateral, lo que les permite detectar los movimientos de otros objetos cerca de ellos sin mirar. Al usar estos sentidos, las especies de tiburones pequeños a menudo detectan depredadores desde grandes distancias. Los tiburones son capaces de rastrear sangre a través del agua a una distancia de más de un cuarto de milla.
Los tiburones también son criaturas muy inteligentes que toman buenas decisiones cuando tratan con depredadores. Aunque la fuerza motriz principal de la inteligencia de tiburones ha sido la inteligencia de algunas de sus especies de presas, como los delfines, su inteligencia también les ayuda a protegerse. Cuando se enfrentan a un depredador amenazador, los tiburones también participan en una serie de posturas corporales exageradas, que a menudo ayudan a disuadir a los posibles depredadores.