Aquiles y Gilgamesh eran extremadamente diferentes en cuanto a quiénes eran y cómo respondían a la muerte. Aquiles era un guerrero y Gilgamesh era un rey, cada uno muy respetado y temido en su papel. Ambos mostraron dureza y temeridad en sus roles, pero sus reacciones a la muerte de sus seres queridos fueron muy diferentes.
Aquiles y Gilgamesh estuvieron involucrados en muchas batallas, como se detalla en la "Ilíada" de Homero y la "Epopeya de Gilgamesh" mesopotámica, respectivamente. Se sabía que Aquiles era arrogante, mientras que Gilgamesh era visto como despiadado. Cada héroe, sin embargo, tenía un amigo extremadamente cercano, y la muerte de ese amigo lo empujó al límite. El dolor de Gilgamesh por la muerte de su gran amigo Enkidu estimuló la búsqueda de Gilgamesh para buscar la inmortalidad de los dioses y devolver a Enkidu a la vida. Aquiles, por otro lado, mostró un dolor extremo por la muerte de su gran amigo Patroclo, ayunando, embadurnándose con cenizas y llorando con el mismo tipo de lenguaje usado para llorar a un amante. La reacción extrema de Aquiles lo separa de Gilgamesh, quien no se permitió ser tan emocional y vulnerable. La muerte de Patroclo le proporcionó a Aquiles la motivación que necesitaba para regresar a la batalla, esta vez con el objetivo de vengar a su amigo.