Los saltamontes se adaptan a su entorno mediante orificios de respiración especiales y aerosoles que los protegen contra los depredadores. También se sabe que los saltamontes tienen una audición aguda para advertirles de los depredadores que se aproximan. También saltan alto y lejos de sus enemigos usando sus piernas fuertes y largas. Son capaces de reaccionar hábilmente ante la presencia del enemigo, incluso con poca antelación. Los saltamontes también tienen un exoesqueleto duro que protege sus órganos internos.
La forma principal en que los saltamontes se adaptan a su entorno es a través de sus piernas largas y fuertes. Además, sus piernas tienen picas para protegerlas de los depredadores. Las piernas no solo se usan para saltar, sino también para saltar y caminar en circunstancias normales, sin amenazas de depredadores. Las patas también son arañadas y bastante potentes. Sin embargo, no están adaptados para su uso en agua.
Además de la capacidad de caminar y saltar, los saltamontes también tienen alas para volar y revolotear. También tienen ojos compuestos para detectar comida y depredadores. Para cortar y masticar adecuadamente la hierba y las hojas de las que se alimenta, la boca de un saltamontes tiene partes especiales para masticar. El segmento medio del insecto también está protegido por un pronoto en forma de escudo, que se ejecuta en el primer segmento torácico.