Las personas se han adaptado al Ártico por medios de comportamiento, como los modales con los que construyen sus hogares, y fisiológicamente, ya que tienen cuerpos más gruesos que las personas de otros hábitats. muchos hábitats diferentes debido a su inteligencia, pero con el tiempo, sus cuerpos evolucionan para adaptarse al hábitat también. El Ártico es uno de los hábitats más desafiantes en los que los humanos se han asentado permanentemente.
Los humanos han adaptado sus comportamientos para hacer frente al clima severo del Ártico y la escasez de recursos disponibles. Esto se refleja en el uso de pieles de animales y ramas de árboles recogidos para hacer tipis, así como en el uso de bloques de hielo para hacer iglúes. Sus ropas también se hicieron con pieles de animales, y como los animales también se adaptaron al Ártico, mantuvieron a los indígenas muy cálidos.
Los seres humanos mantienen sus temperaturas internas altas quemando calorías. En temperaturas frías, el calor puede escapar del cuerpo más rápido de lo que se puede producir, lo que puede conducir a hipotermia. Este fenómeno ha llevado a los nativos del Ártico a evolucionar cuerpos más cortos y gruesos que los humanos de climas más cálidos. Esto ocurre porque las personas cortas tienen una menor relación de superficie a volumen que las personas altas, lo que significa que irradian calor más lentamente.