Para limpiar la lechada no sellada, mezcle la solución de limpieza de amoníaco, aplique la lechada, frote y retire con una aspiradora húmeda. Si quedan manchas o moho, enjuague el área y ventile la habitación antes de aplicar una solución de cloro. Nunca mezcle amoníaco y lejía, como resultado de un vapor venenoso.
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Mezcle la solución de limpieza
Vierta 1/2 taza de bicarbonato de sodio en una botella con atomizador. Agregue 1/4 taza de vinagre blanco y 7 tazas de agua. Agitar vigorosamente hasta que los ingredientes estén mezclados.
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Aplique la solución
Rocíe la solución de limpieza en la lechada. Si la lechada está muy sucia, rocíe abundantemente y frote con un cepillo rígido. Sigue frotando hasta que la lechada esté limpia.
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Eliminar la solución de limpieza
Use una aspiradora húmeda para aspirar la solución sucia. Limpiar con un paño suave para secar.
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Compruebe la limpieza
Inspeccione la lechada para verificar la limpieza. Si la lechada todavía está sucia o muestra signos de moho o hongos, enjuague las áreas.
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Prepare la habitación
Deje que la lechada se seque completamente, y ventile la habitación de los humos de amoníaco.
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Aplique el blanqueador
Mezcle una parte de blanqueador líquido con cloro con cinco partes de agua tibia. Use un cepillo de cerdas nuevas para aplicar la solución a la lechada. Frote con el cepillo.
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Eliminar la solución de lejía
Después de fregar, deje que la solución de lejía repose durante cinco minutos. Enjuague el área completamente. No siga con amoníaco en ningún momento.