Economywatch.com describe la economía de Brasil como un mercado libre "organizado a lo largo de líneas capitalistas". A partir de 2006, la economía de Brasil se convirtió en la más grande de Sudamérica y la novena en el mundo según lo medido por paridad de poder adquisitivo (PPA).
La manufactura, en particular los automóviles, aviones, petroquímicos y construcción, ha sido históricamente una industria clave que ayudó a estimular el crecimiento económico y representó casi las tres cuartas partes de las exportaciones del país. Otras industrias clave incluyen textiles, alimentos y bebidas y bienes de consumo duraderos, y la minería también es crítica para la economía. El país también se movió hacia el sector energético en un esfuerzo por reducir su dependencia del petróleo importado. Después de severos episodios de inflación en la década de 1980, el presidente Cardoso intentó renovar la economía, poniendo más énfasis en la inversión extranjera y la empresa privada, mientras que el gasto público se centró más en la salud, la educación y otros servicios públicos.
La economía pareció florecer completamente en 2010 a medida que las clases medias se expandieron significativamente y el sueño de Cardoso de la inversión extranjera se hizo realidad. Desafortunadamente, el crecimiento no pareció sostenible, ya que el gobierno no estaba preparado para apoyar las necesidades de la clase media en constante crecimiento, y la inversión extranjera se estabilizó.