En el arte, el término "forma" tiene dos significados. En su aplicación más básica, la forma se refiere a una obra de arte tridimensional, como una escultura o una instalación. En un sentido más amplio, la forma es un concepto que encapsula todas las características visibles de una obra de arte. La forma en este contexto se refiere a las cualidades objetivas de una obra, incluidos el color, la forma y el contraste.
En el primer contexto, la forma es esencialmente intercambiable con términos como "pieza" o "trabajo" porque se refiere a la esencia física de un objeto tridimensional. Esto contrasta con el término "forma", que es una contraparte bidimensional de la forma. Por ejemplo, cuando la tecnología holográfica surgió del campo de la fotografía bidimensional, esto creó una nueva forma de arte llamada holografía.
En el otro contexto, la forma se refiere a un compuesto de varios elementos visuales, que incluyen color, forma, yuxtaposición, contraste y dimensión. En este sentido, la forma de una obra de arte incluye tanto las cualidades objetivas del trabajo en sí como el funcionamiento de esas cualidades dentro de la percepción del espectador. En otras palabras, la forma de una pintura puede transmitir un sentido de misterio o suspenso al usar los atributos visibles para provocar una respuesta emocional dentro del espectador.