Una de las mayores importaciones de Irán es el petróleo, a pesar de tener la tercera reserva de petróleo más grande del mundo. La maquinaria no eléctrica, el hierro y el acero, y los productos químicos son otros productos que Irán importa. En cantidades más pequeñas, Irán importa vehículos de transporte y maquinaria eléctrica, herramientas y aparatos.
Aunque Irán tiene vastas reservas de petróleo, se ve obligado a importar gasolina porque no cuenta con los recursos para convertir suficiente petróleo en gasolina para satisfacer las demandas de consumo de su gente. Esto se debe en gran parte a las sanciones económicas internacionales y la presión política de los Estados Unidos, que ha desanimado a las compañías internacionales a invertir la capital que Irán necesita para construir refinerías.
Irán históricamente vendió gas a su gente a 12 centavos por galón, menos de un tercio del precio de producción. La demanda se disparó, y finalmente superó la capacidad de producción del país. Los contrabandistas agravaron el problema al tomar petróleo iraní y venderlo con una prima a los países vecinos. Como resultado, el gobierno iraní se vio obligado a aumentar los precios del gas a 40 centavos por galón, lo que enfureció a los ciudadanos que estaban acostumbrados al precio subsidiado. La práctica resultante de que los ciudadanos iraníes recurran a los mercados negros por su gasolina ha aumentado la dependencia iraní de las naciones extranjeras para satisfacer sus demandas de gasolina.