Si bien se puede decir mucho sobre los beneficios de la modernización, sí amenaza la artesanía y las prácticas tradicionales y familiares, e incluso puede tener un impacto negativo en las economías. Aunque la modernización facilita que las personas se muevan hacia y desde las ciudades y el campo y facilita el crecimiento de la tecnología y la ciencia, a menudo conlleva una pérdida de las tradiciones familiares, como la elaboración y venta de productos caseros.
La modernización puede causar daños económicos ya que el desarrollo de equipos y tecnologías puede reducir la necesidad de mano de obra humana.
Los efectos negativos de la modernización abarcan fronteras económicas, sociales e incluso psicológicas. El crecimiento del comercio y la tecnología, que en última instancia hace posible la producción masiva de alimentos, ropa y otros bienes materiales, ciertamente hace que las compras, especialmente con un presupuesto, sean más fáciles y mucho más realistas. Sin embargo, a medida que las grandes empresas y las instalaciones de fabricación sustituyen a las estructuras más pequeñas, como las granjas familiares, las panaderías y las tiendas de ropa, la calidad a menudo se reduce a la cantidad.
Los artículos pueden perder su identidad de pertenencia a regiones o culturas específicas y las habilidades para hacer que esos bienes queden en el camino también. Además, con la modernización viene un ritmo de vida cada vez más rápido y la necesidad constante de conectarse a otros con teléfonos, computadoras y otras tecnologías, eliminando la sensación de paz y tranquilidad.