La ley de conservación de la energía establece que la energía no se puede crear ni destruir. La energía solo puede transformarse de una forma a otra, y la cantidad total permanece igual durante todo el proceso. < /p>
Un ejemplo de este principio es la forma en que un automóvil cambia la energía química de la quema de gasolina en la energía mecánica utilizada dentro del motor, lo que hace que el vehículo acelere. Otro ejemplo es cómo la energía eléctrica creada por un molino de viento se transforma a partir de la energía mecánica de las cuchillas giratorias. Dado que este proceso de conversión no siempre es perfecto, a veces se desperdicia una cantidad significativa de energía cuando algo de energía se convierte en calor perdido.