Un ejemplo de choque cultural es cuando alguien se esfuerza por adaptarse a las costumbres gastronómicas de otra cultura, como pasar horas todos los días comiendo con miembros de la familia. Si alguien está acostumbrado a un ritmo acelerado estilo de vida, puede parecer extraño dedicar una gran parte del día a la cena. Otro ejemplo de choque cultural es sentirse incómodo con la cercanía e intimidad de un grupo con extraños cuando alguien está acostumbrado a que las personas se mantengan a distancia.
El choque cultural ocurre cuando alguien experimenta pensamientos confusos o perturbadores cuando vive en una cultura diferente. Aquellos que sufren un choque cultural pueden sentirse nerviosos, deprimidos, ansiosos, enojados o retraídos. Con el tiempo, las personas pueden aprender a combinar los ideales de la nueva cultura con los rasgos de sus experiencias anteriores para que se sientan más cómodos en su nuevo entorno.