El metodismo se originó en Inglaterra en el siglo XVIII, inspirado en las enseñanzas de John Wesley. Los metodistas creen que Dios es omnisciente y omnipotente, y que solo la verdadera fe en Jesús puede salvar a los humanos del pecado. El bautismo metodista implica ungir a una persona con agua bendita para llevarlo a la iglesia.
Los primeros metodistas creían en la vida cristiana y en invitar a otras personas a unirse a la iglesia. Los metodistas ven la gracia como el amor y la misericordia que Dios da a la gente porque él quiere que la tengan. John Wesley reconoció tres tipos de gracia: la gracia preveniente (un regalo que la gente puede aceptar o rechazar), la gracia justificadora (reconciliación y perdón) y la gracia santificadora (vivir de la manera en que Jesús vivió).
Aunque los metodistas creen que la fe en Jesús es el único camino hacia la salvación, también creen que las personas deben usar la lógica y la razón cuando hablan de su fe. Esta creencia separa el metodismo de otras fes protestantes. La iglesia apoya el trabajo misionero como una forma de difundir la palabra de Dios.
El bautismo metodista se ve como un símbolo de una nueva vida y se puede realizar en personas de todas las edades. Ungir a la persona con agua puede implicar rociarla sobre ella, verterla sobre ella o sumergirla en ella.
Los miembros de la iglesia metodista participan en la Comunión, que también se conoce como la Eucaristía. Creen que el pan y el vino utilizados en el servicio son el cuerpo y la sangre de Cristo, y que la ceremonia es una ofrenda al Espíritu Santo.