¿Qué es un análisis crítico del poema de Rudyard Kipling "si"?

En general, el poema "Si" de Rudyard Kipling presenta un conjunto de ideales que conforman el comportamiento del hombre ideal. En conjunto, estas características expresan una actitud de estoicismo y un carácter reservado. Es interesante que Kipling no incluya el heroísmo, la riqueza o la fama entre las virtudes que recomienda, afirma Humanities360.com.

En la primera estrofa, el mensaje es el valor de rechazar las opiniones negativas de los demás y mantener la individualidad y la autoestima frente a la crítica. 'You' se usa siete veces en esta estrofa, que rompe la pared entre el escritor y el lector e invita al lector al poema. El nivel de perdón dentro de estas líneas también es asombroso y parecido a Jesús.

Stanza dos aconseja paciencia y aconseja a los lectores sobre cómo reaccionar ante situaciones difíciles. Esta paciencia se aplica tanto a otras personas como al mundo. Aunque la estrofa aconseja actuar virtuosamente, también crea un equilibrio cuando advierte contra actuar demasiado bien o parecer demasiado sabio.

La tercera estrofa es de naturaleza conservadora y, una vez más, busca crear un equilibrio entre los sueños y la realidad. Las fuerzas del triunfo y el desastre están personificadas para que puedan ser declaradas impostoras, como normalmente se declararía a una persona como impostora.

La estrofa cuatro trata principalmente con la perseverancia, y continúa frente a la adversidad. Kipling tiene una forma muy específica en la que cree que esto debería hacerse. Él cree que los hombres deben perseverar no de una manera que busque atención, sino con dignidad tranquila y sin quejarse.

En la estrofa cinco, una vez más Kipling mantiene un equilibrio cuando compara "reyes" y "lo común" y "enemigos" y "amigos amorosos". Su mensaje es que el estado en última instancia no es importante, y que uno debe tratar a todas las personas por igual y mantener un sentido de dignidad personal.

Finalmente, la estrofa seis es importante porque es la primera vez que el lector se da cuenta de que Kipling no está hablando con ellos, sino con un niño. Aunque los lectores no saben nada sobre este chico que ha estado escuchando al narrador todo el tiempo, pueden sentirse motivados a identificarse con el chico y esperar que le vaya bien.