Los opositores a los uniformes escolares afirman que el uso de uniformes viola el derecho de los niños a la libertad de expresión y limita su capacidad para expresarse a través de la moda. Ciertos uniformes también pueden ser incómodos para algunos niños, como el requisito de que las niñas usen faldas o vestidos. Los opositores a los uniformes escolares también argumentan que las políticas de uniformes escolares son difíciles de hacer cumplir y hacen que los estudiantes sean un objetivo para los acosadores de otras escuelas.
Desde la perspectiva de los padres, los uniformes escolares inicialmente pueden ser una carga financiera, especialmente para familias con ingresos limitados. Muchas escuelas requieren que los estudiantes compren uniformes de todos los días, uniformes formales y uniformes de educación física. Además, algunas escuelas requieren que se usen piezas específicas del uniforme, como una corbata o una chaqueta, durante ciertos eventos, y recordar estos detalles puede ser difícil. Algunos padres también sienten que los uniformes escolares son un gasto injusto cuando ya pagan impuestos o la matrícula para financiar la educación de sus hijos.
Según Great Schools, algunas investigaciones han encontrado que los uniformes escolares no tienen ningún impacto en el rendimiento académico de un estudiante y no mejoran la seguridad de una escuela. Debido a esto, muchos funcionarios escolares sienten que no tiene sentido cambiar a una política de uniforme escolar, especialmente cuando la mayoría de las escuelas en los Estados Unidos no las requieren.
