El velo y la lana de una monja son prendas simbólicas que indican públicamente su aceptación en una orden religiosa. Junto con su hábito, la distinguen de la sociedad secular.
La ceremonia en la que una monja se confiesa a sí misma a su orden se llama llevándose el velo, explica un ensayo publicado en "Procedimientos para la Sociedad Occidental de Historia Francesa" Para una monja, tomar el velo es un signo importante de humildad y servicio a su creencia en Dios.
Convertirse en monja es una empresa seria en la que una mujer recibe un "llamado" para servir, o convertirse en la novia de Cristo. Como se detalla en el artículo "Cómo funcionan las monjas", el proceso puede durar hasta una década con exámenes físicos y mentales, exámenes espirituales, papeleo y la renuncia de cualquier salario ganado. La candidata debe vivir plenamente como monja durante varios años antes de tomar sus votos finales.
El atuendo de la monja se remonta a la Edad Media. El "Informe Global Sisters" indica que algunas órdenes han optado por evitar el hábito tradicional a favor de la ropa más moderna; sin embargo, otros permanecen fieles a una túnica y velo. Por ejemplo, un artículo reciente de NPR sigue a monjas jóvenes de la orden dominicana que favorecen la simplicidad de sus largos hábitos blancos y sus velos negros.