Las personas etiquetan y agrupan a otras para simplificar el mundo y facilitar la interacción. Las etiquetas son una técnica que el cerebro ha desarrollado para facilitar la comprensión de las complejidades del mundo, aunque estas suposiciones a menudo son incorrectas o incompleto.
Las personas son naturalmente sociales y buscan la compañía de otros con creencias y características similares. Debido a que los seres humanos son individuos muy complejos, puede llevar años o toda una vida entender completamente a otra persona. Las etiquetas y los grupos facilitan este proceso tanto con los conocidos como con los desconocidos, ya que la agrupación como técnica mental permite a una persona evaluar rápidamente la vestimenta, los hábitos y la actitud de una persona, haciendo suposiciones sobre sus creencias y antecedentes. Si bien estas primeras impresiones pueden ser engañosas y siempre deben ser examinadas para conocer al individuo, son útiles de inmediato para evaluar la situación y reaccionar adecuadamente.
Las etiquetas son esencialmente ideas meméticas que nuestra sociedad refuerza dentro de su cultura, como suponer que un padre cumple un determinado papel y una madre realiza tareas específicas, o un liberal piensa de una manera y un conservador piensa de otra manera. Las etiquetas pueden ser precisas, porque sus raíces están basadas en la verdad. Sin embargo, muy pocas personas realmente encajan en todas las etiquetas que otros les aplican, porque un extraño no tiene una base objetiva para extraer la mayoría de sus conclusiones.