El Segundo Gran Despertar es significativo porque cambió el carácter de la religión estadounidense. Antes de la Revolución, las denominaciones más grandes eran descendientes puritanos conocidos como congregacionales, anglicanos y cuáqueros. Después de la Revolución, se desarrollaron más religiones, incluido el metodismo y el bautismo.
El Segundo Gran Despertar marcó un gran cambio en la forma en que los estadounidenses veían a los seres humanos, que era un aspecto importante de sus vidas religiosas. Los primeros grupos religiosos creían que los humanos eran oscuros y malvados, y que solo la gracia de Dios podía salvarlos.
Las religiones que siguieron al Segundo Gran Despertar se centraron en la capacidad de la humanidad para cambiar sus circunstancias. La base de este enfoque fue que los humanos tenían libre albedrío, y podían afirmar que esa voluntad sería "salvada", lo que sugería que la salvación estaba disponible para todos y no solo para la elite que podía pagarla.