La vida no puede existir sin energía. El movimiento también requiere energía. La civilización moderna depende de poder aprovechar y utilizar la energía de manera efectiva para generar electricidad y permitir el transporte.
Las células deben crear energía para sobrevivir, y toda la vida está formada por células. Casi todo lo que hacen las células, los animales y las plantas requiere energía. Se requiere para el metabolismo, el movimiento y la respiración. En muchos sentidos, la vida se puede conceptualizar como una forma de manipulación de energía.
El movimiento también depende de la energía. Todas las formas de transporte, desde caminar hasta volar en un avión, requieren convertir la energía en movimiento. Debido a esto, la energía es una parte central de la civilización. Sin transporte, el comercio es imposible.
La electricidad es quizás el tipo de energía más versátil. Se puede convertir en movimiento y crear calor, y es esencial para alimentar las computadoras de las que depende la sociedad moderna. El carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles son el resultado de plantas y animales que mueren y dejan atrás la materia rica en energía. Esta materia se puede convertir en electricidad o energía mecánica. La energía solar y eólica utilizan la energía proporcionada por el sol para crear energía eléctrica; la energía nuclear explota las fuerzas atómicas para crear una tremenda cantidad de energía mientras se usa poca materia.