Los hongos silvestres que crecen en el césped pueden ser dañinos para los perros, por lo que no es aconsejable permitir que los perros coman hongos que se encuentran al aire libre. La mayoría de los pequeños hongos marrones en los patios son inofensivos, pero los dueños de mascotas deben eliminarlos todas las setas de sus patios por razones de seguridad.
Las señales de que un perro puede haber comido un hongo silvestre tóxico son vómitos, diarrea, babeo y ojos llorosos. El perro también puede manifestar síntomas como latidos cardíacos lentos, letargo, abdomen sensible, depresión, ictericia y convulsiones. Una mascota que muestre estos síntomas debe consultar a un veterinario, y los hongos sospechosos deben colocarse en una bolsa de papel para que los examine el médico.