Las incubadoras, autoclaves y biorreactores son tres equipos utilizados por los microbiólogos. Cada máquina realiza una función especializada en el estudio de bacterias, virus y otros microorganismos.
Las incubadoras mantienen las condiciones ambientales óptimas, lo que facilita a los microbiólogos el cultivo de bacterias. Mediante una incubadora, un microbiólogo puede controlar la humedad, la temperatura y los niveles de oxígeno. Se coloca un medio de crecimiento dentro de la incubadora para garantizar que el microorganismo tenga los nutrientes que necesita para proliferar.
Los microbiólogos deben evitar la contaminación cruzada de sus muestras. Para ello, esterilizan los instrumentos y suministros después de usarlos. El autoclave expone el equipo a vapor saturado a alta presión, matando bacterias y otros microorganismos. Los autoclaves se usan a menudo para esterilizar equipos de vidrio y metal, pero no se pueden usar para esterilizar plástico porque el plástico se derrite a temperaturas tan altas.
Los biorreactores facilitan el crecimiento de organismos utilizados para aplicaciones de biotecnología. Este equipo se usa a menudo para cultivar organismos utilizados en la producción de vacunas y medicamentos. Como una incubadora, un biorreactor permite al microbiólogo controlar las condiciones de crecimiento. El panel de control de un biorreactor tiene configuraciones para el nivel de pH, nivel de oxígeno, velocidad de agitación, tiempo de inducción y suministro de nutrientes. Una cámara de fermentación es un ejemplo de un biorreactor. Este tipo de cámara permite a los microbiólogos utilizar la fermentación a gran escala para producir los organismos utilizados en la producción de hormonas y vacunas.