Algunas características de una persona bien adaptada incluyen una alta autoestima, satisfacción, una visión realista del mundo, estabilidad emocional e independencia. Otras características incluyen la capacidad de realizar autoevaluaciones, responsabilidad y estabilidad social.
Una persona bien adaptada entiende su posición en el mundo y acepta fácilmente las responsabilidades que la acompañan. El ajuste se desarrolla con el tiempo y depende en gran medida de la educación de la persona y también de las experiencias de la vida.
Una persona bien adaptada sabe cómo enfrentar los desafíos de la vida sin comprometer la calidad de su vida. También conoce sus fortalezas y trabaja constantemente para mejorar sus debilidades, lo que resulta en una alta autoestima. Una persona bien adaptada sabe cómo realizar autoevaluaciones realistas, teniendo en cuenta dónde ha fallado y dónde ha tenido éxito. Esto ayuda en la creación de objetivos realistas que lo ayudan a alcanzar su máximo potencial.
Una persona bien adaptada es autoeducada, tiene un buen equilibrio entre la vida laboral y personal, y está motivada para alcanzar objetivos personales. Otra característica de una persona bien adaptada es el compromiso con las relaciones, la carrera y los negocios. Una persona bien ajustada toma las responsabilidades con seriedad y no se compromete con cosas que no puede completar. Es emocionalmente estable y puede controlar bien la ira y otras emociones. En general, la persona bien adaptada se caracteriza por ser feliz.