Las características de un texto de no ficción incluyen la presencia de una tabla de contenido, títulos, títulos, diagramas, tablas, gráficos, un glosario y un índice. Además, los temas de no ficción son reales y no se imaginan ni se inventan, como lo son los temas de ficción.
Otra característica de la no ficción es la presencia de un narrador, que es una persona real y, a menudo, el autor del texto. Los textos de no ficción también se escriben para una audiencia y un propósito específicos, lo que influye en gran medida en la información que se incluye en el texto. Los tipos más comunes de no ficción son narrativos, expositivos, descriptivos y persuasivos.
La no ficción narrativa por lo general cuenta una historia, experiencia o idea de la vida real, o explica un evento. Ejemplos de este tipo de no ficción son las autobiografías, memorias, ensayos personales y revistas. La no ficción expositiva se refiere a un texto que informa o explica un tema, cuyo ejemplo es un informe de investigación. La no ficción descriptiva utiliza detalles para ayudar al lector a imaginar un lugar o persona real. Un ejemplo de no ficción descriptiva es la observación científica. La no ficción persuasiva es un texto que intenta convencer o cambiar la forma de pensar del lector presentando hechos y detalles pertinentes. Un discurso político o un editorial son ejemplos de este tipo de no ficción. Un ejemplo específico y bien conocido de no ficción es "Ana Frank: el diario de una niña", que explica la vida de Ana Frank durante su estancia como judía en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.