Hay dos tipos de comportamiento agresivo: reactivo, que involucra acciones espontáneas e impulsivas, y proactivo, que implica acciones intencionales. Los comportamientos agresivos reactivos son a menudo respuestas a emociones fuertes con el deseo de tomar represalias. La agresión proactiva busca un resultado distinto del daño, como la superioridad en el caso de la intimidación.
El comportamiento agresivo puede incluir violencia física, hostilidad verbal, intimidación no verbal y arruinar la propiedad. La violencia física incluye patear, golpear y morder, y puede involucrar el uso de armas. Juzgar, gritar, acosar y hacer llamadas telefónicas o correos electrónicos amenazadores son ejemplos de hostilidad verbal.
La intimidación no verbal incluye enviar regalos indeseables, hacer gestos amenazadores u ofensivos y acoso sexual. El vandalismo, romper las pertenencias de una persona y arruinar la propiedad son ejemplos de agresiones destructivas.