Algunos ejemplos de datos secundarios son informes de investigación, informes gubernamentales, censos, informes meteorológicos, entrevistas, Internet, libros de referencia, informes organizativos y documentos contables. Los datos secundarios se pueden definir como información recopilada por alguien aparte del usuario. El uso de datos secundarios ayuda a los investigadores a conservar los recursos (como el tiempo y el dinero) que exige la recopilación de datos primarios.
Otras fuentes de datos secundarios son entrevistas estructuradas, transcripciones de grupos focales, textos publicados, revisiones de literatura y registros de observación. Los registros escritos y mantenidos por individuos (como diarios y revistas) y a los que accedieron otras personas también se consideran fuentes secundarias. Además, las fuentes de datos que contienen información sobre el público, como estadísticas electorales, registros, información sobre seguridad social y vivienda, son fuentes secundarias.
Un beneficio importante del uso de datos secundarios es que ya ha sido revisado por las autoridades y se ha utilizado adecuadamente en otros lugares. La mayor parte de la información ha sido aceptada y aprobada para el consumo por diferentes públicos. Por otro lado, los investigadores obtienen datos primarios al entrevistar personalmente a los encuestados. Esto también puede implicar ir al campo para observar las ocurrencias y registrar las observaciones. La ventaja de recopilar datos primarios es que las preguntas formuladas se adaptan directamente a las necesidades del investigador. Además, uno puede hacer preguntas de seguimiento para aclarar, algo que es prácticamente imposible cuando se utiliza la mayoría de los datos secundarios.