Si bien la elección de la almohada es en gran medida una cuestión de preferencia personal, la mejor almohada para el dolor de cuello es la que soporta y se adapta a la forma del cuello. Si bien una almohada dañada no causará directamente el dolor de cuello, puede exacerbar problemas como dolores de cabeza, dolor de cuello y molestias en los hombros y brazos.
Una buena almohada debe mantener la cabeza en una "alineación neutral": sentarse de forma recta sobre los hombros y no doblarse demasiado hacia atrás o llegar demasiado lejos. Para determinar qué almohada es mejor, una persona primero debe pensar en su estilo de dormir. Los que duermen de espalda necesitan almohadas más delgadas para evitar empujar la cabeza y el cuello demasiado hacia adelante; los que duermen de lado necesitan almohadas más firmes para llenar el espacio entre la oreja y el hombro exterior; y los que duermen en el estómago necesitan almohadas muy delgadas, casi planas, y en realidad podrían estar mejor metiendo una almohada debajo del estómago para evitar el dolor en la parte baja de la espalda. Las almohadas a menudo dejan de proporcionar soporte cuando son viejas, y se recomienda que sean reemplazadas cada 12 a 18 meses.