La puntualidad es importante porque es cortés llegar a tiempo. Llegar tarde a una cita o evento es simplemente grosero. La tardanza deja una mala impresión.
Llegar tarde deja la impresión de que una persona es irresponsable o poco profesional. Esta mala impresión puede afectar tanto el trabajo actual como las perspectivas futuras de empleo. A nivel personal, el retraso crónico puede forzar las relaciones y hacer que otras personas tengan que reajustar sus horarios en consecuencia.
Como regla general, es mucho mejor presentarse 10 minutos antes que llegar cinco minutos tarde. Las personas puntuales son vistas como confiables; Las personas con retraso crónico no lo son.