Una diferencia principal entre la emoción facilitadora y la emoción debilitante es la intensidad. Las emociones facilitadoras contribuyen al funcionamiento efectivo, mientras que las emociones debilitantes dificultan o impiden el desempeño efectivo. Por ejemplo, la irritación o la ira leve pueden disminuir el rendimiento de una persona. Sin embargo, si esta emoción se intensifica, se convierte en ira, que a menudo es destructiva.
La diferencia entre las dos emociones es el grado en que ocurren, no la calidad de la emoción. Lo mismo vale para el miedo. Las inquietudes en las entrevistas de trabajo pueden mejorar el rendimiento, pero el nerviosismo extremo puede llevar a errores. Las parejas que desconfían entre sí pueden convertirse en comunicadores efectivos. Un estudio reveló que las parejas que desconfiaban entre sí eran mejores para detectar la falta de honestidad que las parejas que confiaban.
La segunda diferencia principal entre las dos emociones es su duración extendida. Sentirse deprimido por un corto tiempo después de la pérdida de un ser querido o la ruptura de una relación es natural. Sin embargo, la depresión a largo plazo no es saludable. De la misma manera, guardar rencor por un error cometido hace mucho tiempo perjudica a todas las partes involucradas.
Las emociones debilitativas son más intensas que las emociones facilitadoras. Los pensamientos causan sentimientos; por lo tanto, el pensamiento irracional y las emociones debilitantes surgen de la aceptación de falacias o pensamientos irracionales. Por ejemplo, la falacia de la aprobación es la creencia errónea de que es importante obtener la aprobación de todos.