El cero absoluto es la temperatura más fría posible, a la que no se deja calor en una sustancia y sus partículas no muestran movimiento alguno. El cero absoluto es igual a 0 K en la escala de Kelvin, que equivale a 273.15 grados Celsius negativos o 459.67 grados Fahrenheit negativos.
La temperatura de una sustancia está determinada por la cantidad de movimiento que exhiben sus partículas. Las partículas se mueven más rápidamente y sobre un área mayor a temperaturas más altas que a temperaturas más bajas. A medida que la temperatura se acerca al cero absoluto, el movimiento de las partículas finalmente disminuye hasta el punto de que se convierte en una vibración.
A partir de 2014, los científicos aún no han podido llevar una sustancia hasta el cero absoluto, pero se han acercado. En 2003, los investigadores del MIT lograron una temperatura récord de 0.45 mil millonésimas de Kelvin utilizando métodos de enfriamiento por láser. Las sustancias cercanas al cero absoluto comienzan a mostrar propiedades inusuales como la superconductividad o la superfluidez.
El cero absoluto es la base de la escala de Kelvin, que define 0 K como cero absoluto. Creada en 1848 por William Thomson, también conocido como Lord Kelvin, esta escala de temperatura sigue siendo la escala predominante utilizada en la química y física termodinámica. Es una escala conveniente para usar cuando se trata de temperaturas muy frías, ya que la ausencia de valores negativos simplifica los cálculos.