El agua se mueve a través de la superficie de la Tierra y la atmósfera a través del ciclo hidrológico y cambia a través de tres formas distintas, que son como un sólido, líquido y gas. Este ciclo permite que el agua se mueva a través de la atmósfera al convertirse en gas antes de ser redistribuida a través de la precipitación.
El ciclo hidrológico involucra que el agua en la superficie de la Tierra se evapore por los rayos del sol. Esto lo convierte en una forma gaseosa que se reúne en forma de nubes, lo que le permite moverse alrededor de la Tierra a través del movimiento del viento. El agua vuelve a ser un líquido de nuevo a través de la condensación. El agua también puede convertirse en hielo, lo que le permite formar glaciares o icebergs que flotan en el mar.