La personalidad se define mejor como los patrones de comportamiento típicos de un individuo cuando se enfrentan a ciertas situaciones. La personalidad se puede definir de acuerdo con los rasgos de la personalidad, características que permanecen relativamente estables a lo largo del tiempo. Al estudiar la personalidad, los psicólogos analizan la apertura del individuo a nuevas experiencias, conciencia, extroversión, amabilidad y neuroticismo.
La personalidad de una persona se compone en gran parte de una serie de rasgos de personalidad. Por ejemplo, un individuo que se considera que tiene una personalidad amigable es generalmente extrovertido, cortés, confiado y considerado en situaciones de interacción interpersonal. Una personalidad tímida, por otro lado, muestra nerviosismo, tranquilidad y aislamiento social.
Según los investigadores psicométricos de la Universidad de California en San Francisco, hay cinco dimensiones principales para una personalidad. La apertura a nuevas experiencias se relaciona con el comportamiento individual en circunstancias previamente no encontradas, ya sea con confianza o con inquietud.
La conciencia tiene que ver con si un individuo es extremadamente crítico de sí mismo. Las personas conscientes dedican mucho tiempo y atención a la forma en que otras personas las perciben.
La extroversión es una medida de la apertura de una persona a la interacción social. Los factores incluyen el nivel de comodidad del individuo respecto de los demás, la disposición a participar en actividades sociales y la confianza en compartir pensamientos y sentimientos.
La amabilidad y el neuroticismo tienen que ver con la forma en que una persona responde a los factores estresantes. Una persona agradable permanece tranquila y amistosa, mientras que una persona neurótica muestra ansiedad, mal humor, ira y frustración.