Los ejemplos comunes de habilidades cognitivas incluyen recuperar información de la memoria, usar la lógica para resolver problemas, comunicarse a través del lenguaje, visualizar mentalmente un concepto y enfocar la atención cuando hay distracciones presentes. Las habilidades cognitivas permiten que una persona absorba y evaluar información a través de la percepción sensorial y los procesos de pensamiento.
Las habilidades cognitivas que involucran la atención y la memoria son fundamentos críticos para el aprendizaje. La codificación de la información en la memoria a corto y largo plazo permite a las personas desarrollar un conocimiento fundamental para que puedan recordar cómo realizar operaciones básicas, como seguir instrucciones o marcar un número de teléfono. Las habilidades de enfoque de atención son necesarias para filtrar las distracciones y priorizar la información recibida para determinar cuántos detalles de una entrada sensorial dada se convierten en memoria.
En la primera infancia, los seres humanos dependen en gran medida de las habilidades de audición y visión para evaluar sus entornos. Los bebés a menudo buscan la fuente de una voz y responden a los gestos visuales. A medida que se desarrolla su cognición, aprenden a distinguir e imitar los sonidos y las acciones, como hablar o jugar a esconderse.
Las habilidades lógicas permiten procesos de pensamiento maduros, incluidos el análisis y el razonamiento deductivo. El desarrollo de la lógica permite a una persona pensar en términos abstractos y llegar a conclusiones y soluciones utilizando el conocimiento existente para evaluar información nueva. El pensamiento y razonamiento avanzados también ayudan a las personas a hacer preguntas, experimentar con prueba y error y expresar creatividad.