Los sellos que viven en hábitats más fríos tienen abrigos de piel más gruesos y mayores cantidades de grasa aislante que los sellos en climas más cálidos. Los sellos regulan los latidos del corazón y el flujo de sangre usando menos oxígeno al bucear para obtener alimentos. Dilatan o contraen los vasos sanguíneos de la piel para liberar o conservar el calor en función de su entorno.
Las focas que viven en hábitats más fríos son más pesadas que las que viven en climas más cálidos. Comen más para sostener sus capas adicionales de grasa. Las focas usan sus bigotes sensibles para palpar peces en la oscuridad de aguas profundas o turbias. Tienen cuerpos aerodinámicos construidos para nadar rápido en el agua. Algunos sellos, como el sello Harbour, tienen una tasa metabólica más alta que los mamíferos terrestres del mismo tamaño, lo que les ayuda a generar calor corporal para el calor. En el agua fría, los vasos sanguíneos en la piel se contraen y la sangre se desvía hacia adentro, lo que reduce la pérdida de calor en el ambiente. Cuando están en tierra, los vasos sanguíneos en la piel se dilatan y permiten que el calor se libere al medio ambiente. En una acción llamada vela, las focas sostienen una aleta sobre el agua mientras nadan en la superficie. El viento fluye sobre la aleta, enfriando la aleta y el sello. Las focas también pueden disminuir el ritmo cardíaco, lo que les permite permanecer bajo el agua desde unos 15 minutos hasta más de 2 horas, dependiendo de la especie. Algunas especies de focas pueden bucear más de una milla bajo el agua.