Los instrumentos de cuerda crean sonido a través de las vibraciones causadas por la manipulación de las cuerdas por parte del músico. Esto se logra mediante rasgueo, golpeo, arrancando o frotando un arco a través de las cuerdas. Las cuerdas están soportadas por un puente que transfiere sus vibraciones a la parte superior del instrumento, conocida como la placa de sonido. La tarjeta de sonido transporta las vibraciones al cuerpo del instrumento, que se denomina caja de sonido o resonador.
Se confía en la caja de sonido del instrumento para que sus vibraciones sean más audibles. Esto se demuestra con guitarras, violonchelos y pianos mediante el uso de sus cavidades grandes y huecas. Lo contrario ocurre con los instrumentos de cuerda que no tienen caja de sonido, como las guitarras eléctricas. En estos casos, el instrumento debe estar conectado a un amplificador eléctrico para que se escuche su sonido.
La tensión, el peso y la longitud de las cuerdas de un instrumento afectan el sonido que produce. Por ejemplo, las cuerdas sueltas y pesadas vibran más lentamente y crean un sonido más profundo con notas más bajas. Las cuerdas finas y apretadas producen sonidos con un tono más alto. Los instrumentos de cuerda por lo general tienen una combinación de cuerdas gruesas y finas para crear diferentes notas. Los músicos también controlan las notas de instrumentos como guitarras y violines agarrando las cuerdas en diferentes puntos a lo largo del puente. Esto cambia la longitud de las cadenas y produce cambios en el tono.