Las bocinas eléctricas utilizan los principios del electromagnetismo para operar. Un sistema típico de bocinas para vehículos viene con un diafragma de acero, un contratista y un electroimán.
Al presionar la bocina, se activa el electroimán, que a su vez hace que el diafragma se mueva. Cuando el diafragma ha alcanzado su punto máximo, el contratista apaga la corriente momentáneamente, permitiendo que el diafragma vuelva a su posición original. La corriente se restaura y el proceso se repite en un ciclo continuo. El rápido movimiento hacia adelante y hacia atrás del diafragma es lo que da como resultado el sonido.
Las bocinas eléctricas vienen en diferentes notas de frecuencia y con diferentes niveles de ruido. La mayoría de los automóviles modernos tienen una sola nota, sin embargo, muchos de los autos fabricados antes de la década de 1970 tenían dos bocinas, una bocina baja y una alta, que permitían sonidos distintos. El uso de dos bocinas también es la razón detrás del sonido clásico "beep-beep" de algunos autos clásicos, como el Beetle. Los diafragmas más grandes permiten sonidos más grandes y más profundos. Esta es la razón por la cual los camiones, los SUV y otros vehículos pesados suelen tener bocinas más profundas que los vehículos más pequeños. Muchos camiones también vienen con bocinas neumáticas para resultados aún más completos. Los fabricantes de automóviles invierten mucho dinero tratando de encontrar el sonido ideal que mejor represente la sensación de los diferentes modelos de automóviles.