Un lápiz óptico funciona al permitir que el usuario aplique fácilmente presión en un área específica de la pantalla resistiva de un dispositivo. La presión pone en contacto dos capas de la pantalla táctil, activando el microchip.
Los sistemas resistivos usan una capa de material resistivo y una capa de material conductor que están separados por separadores para mantenerlos separados. Cuando se utiliza un dispositivo táctil, como una tableta, una corriente eléctrica recorre ambas capas de material. Cuando se usa el lápiz para presionar la pantalla, las dos capas de material entran en contacto entre sí, cambiando el campo eléctrico de esas dos capas.
Un microchip ubicado dentro del dispositivo interpreta el cambio en el campo eléctrico y lo traduce en coordenadas en la pantalla. En una tableta, la CPU toma las coordenadas de la pantalla y las asigna al sistema operativo del dispositivo. La CPU determina qué aplicación se ha activado y la inicia para su uso.
Las pantallas resistivas son susceptibles de dañarse si se aplica demasiada presión a la pantalla. La presión excesiva puede hacer que la capa resistiva y la capa conductora permanezcan en contacto constante y el dispositivo no pueda interpretar correctamente los comandos ingresados en la pantalla.