Un circuito eléctrico funciona al proporcionar un circuito cerrado para permitir que la corriente fluya a través de un sistema. Los electrones deben poder fluir a través del circuito, completando una ruta desde un polo de la fuente de energía hasta el otro. En el camino, este flujo de electrones se puede utilizar para alimentar luces u otros dispositivos eléctricos. Cualquier interrupción en la ruta detiene el flujo de corriente.
Un ejemplo de un circuito simple es una batería conectada a una bombilla. La corriente fluye desde un terminal de la batería a través de un cable hasta que alcanza la bombilla y fluye a través del filamento de la bombilla, que convierte parte de la energía en luz. Luego, la corriente fluye a través de una segunda sección de cable hasta el terminal opuesto de la batería, completando el circuito. Cualquier interrupción en esta ruta, ya sea una desconexión física del cable o un interruptor diseñado para interrumpir temporalmente el circuito, detiene el flujo de corriente y apaga la bombilla.
En un circuito en serie, la corriente fluye a través de varias luces u otros dispositivos conectados en una fila, y si uno falla o se desconecta, interrumpe la corriente para todo el sistema. A la inversa, los circuitos paralelos dividen el flujo de corriente en múltiples rutas, por lo que un solo fallo no cierra todo el circuito.