Las mejores configuraciones de termostato son 68 grados Fahrenheit en invierno y 78 grados Fahrenheit en verano, de acuerdo con las pautas de la EPA. Estas configuraciones de temperatura brindan a los consumidores eficiencia energética y asequibilidad al mismo tiempo que garantizan la comodidad.
Es fácil ahorrar energía durante el invierno manteniendo el termostato a 68 F durante las horas de vigilia y luego bajándolo cuando esté lejos de casa o dormido. Al bajar el termostato en 10 o 15 grados durante ocho horas, un propietario puede ahorrar hasta un 15 por ciento de la factura anual de calefacción. Durante los meses de verano, el termostato fijado a 78 F, luego elevado cuando la casa está desocupada, produce un efecto positivo similar.
Para los propietarios que buscan la temperatura ideal en el hogar con poco esfuerzo, la inversión en un termostato programable puede valer la pena. Un termostato programable le permite a un propietario establecer la temperatura en el hogar según un horario. Esto significa que, en invierno, la temperatura se puede ajustar a 68 F durante las horas de vigilia, pero en la noche, se reduce automáticamente a 58 F. Estos termostatos también pueden almacenar y repetir los ajustes según el día o la hora. El propietario también puede anular cualquiera de estos ajustes para mejorar el nivel de comodidad del hogar.