La sociedad india moderna ha sido formada por las creencias espirituales básicas del hinduismo, la religión practicada por el 80 por ciento de la población de 1.200 millones de habitantes de la nación. Según el profesor de economía de la Universidad de Fordham, Hrishikesh Vinod Ph.D., como se indicó en una conferencia de economía global de junio de 2011, las antiguas creencias hindúes pueden fomentar las buenas acciones y la responsabilidad individual en la sociedad, pero también pueden llevar a una creencia en el "destino" que puede no ser totalmente propicio para el crecimiento económico. /p>
Según Subramanian Swamy, Ph.D., el ex ministro de comercio, derecho y justicia de la India, una nueva perspectiva económica que cambia la meta de ganancia material a una que incluye recompensas espirituales puede ser moldeada por los valores hindúes. También como presentador en la conferencia de economía global de junio de 2011, el Dr. Swamy dijo que la creencia en el "cálculo del karma" asegura a los hindúes que la recompensa o el beneficio vendrán durante sus vidas si llevan una buena vida.
La cuestión de la segregación por casta, un legado del antiguo hinduismo, sigue siendo un problema en la sociedad india que aún no se ha resuelto por completo. Aunque hay una confusión de las antiguas distinciones de castas arraigadas en las áreas urbanas, los "intocables" o dalits, requieren mayores derechos políticos y protecciones para una auto-reforma continua. Aunque tanto la globalización como la urbanización están destruyendo los restos del sistema de castas, el futuro sigue siendo incierto con respecto a cuál será el papel del hinduismo como fuerza espiritual y cultural cuando y si se eliminan por completo las distinciones de casta.
La transición de segmentos de la población india de la vida rural a la nueva existencia urbana ha provocado una ruptura entre el estilo de vida comunal hindú más antiguo y tradicional de profunda religiosidad y el nuevo entorno de ciudad individualista y más secular. La transición no siempre es suave y, en ciertas ocasiones, ha estallado en violencia comunitaria cuando las diferencias entre "lo que queda" y "lo que será" se negocian sin éxito.