Las falacias lógicas son errores en el razonamiento que socavan un argumento o tesis. En la superficie, las falacias pueden reforzar un argumento, pero en realidad rara vez se oponen a la crítica o refutación. Las falacias lógicas a menudo son identificables por la falta de evidencia para respaldar su afirmación.
Hay varias docenas de falacias lógicas, que pueden dividirse aproximadamente en formal e informal. Las falacias formales son aquellas en las que el error surge de la forma en que toma el argumento. Por ejemplo, una apelación a la probabilidad es un argumento en el que se asume que algo es universal o siempre cierto porque generalmente o probablemente sea cierto. Las falacias informales, por otro lado, requieren el examen de los contenidos del argumento en lugar de su forma. Por ejemplo, un argumento del silencio describe una falacia en la que se extrae una conclusión basada en la ausencia de evidencia para refutar un cierto punto en lugar de evidencia para probar un punto.
El registro más antiguo que queda de falacias lógicas es "Refutaciones sofísticas" de Aristóteles. Este texto identifica 13 falacias lógicas y las clasifica como Falacias en el lenguaje, o aquellas creadas por mal uso u ocultación deliberadas de palabras, y Falacias no en la lengua, o aquellas creadas por fallas de razonamiento o argumento.