Aunque existe controversia sobre la etnicidad y la apariencia de Jesús, la escritura cristiana deja claro que Jesús era de ascendencia judía. Según el primer capítulo del Evangelio de Mateo, el descenso de Jesús se remonta a la tribu de Judá.
Como Jesús era de ascendencia judía, se cree que tenía los atributos de otros judíos. El Nuevo Testamento no incluye una descripción de la apariencia física de Jesús, lo que llevó a varias teorías sobre su apariencia real y el color de la piel. Las primeras representaciones de Jesús son las de un joven de cabello rizado y sin barba. La imagen de Jesús como un hombre barbudo comenzó a aparecer en el siglo VI.