La diversidad genética explica la diferencia en los genes entre los individuos y las especies. La diversidad genética, o variación genética, le da a los organismos vivos rasgos únicos que los distinguen incluso de sus parientes más cercanos. La variación genética explica las diferencias en los rasgos faciales humanos, razas de perros y gatos, altura y tamaño de las plantas y muchas más alteraciones.
Con el tiempo, las poblaciones de especies conservan algunas características comunes y pierden otras. Este fenómeno, llamado selección natural, promueve la supervivencia de los genes más fuertes. Estos genes le dan a los organismos mejores oportunidades de sobrevivir en hábitats específicos, reproduciéndose y disfrutando de vidas más largas. Este tipo de variación genética produce diferencias en los genes durante un período prolongado de tiempo, aunque la diversidad genética también ocurre a corto plazo, alterando los rasgos y características entre los padres y los hijos. La variación genética ocurre naturalmente, pero los humanos también crean diferencias en los genes. Esta selección controlada se realiza de varias maneras. Los seres humanos realizan una selección artificial, que aísla y promueve el crecimiento de rasgos ideales, en áreas comerciales como la acuicultura y la agricultura comercial. Las personas también eliminan especies y razas problemáticas de los reinos de plantas y animales, lo que a su vez promueve la supervivencia de los mejores genes. Los seres humanos a veces se cruzan con especies silvestres y domésticas de plantas y animales, a su vez con genes diferentes. La variación genética artificial y natural finalmente ayuda a las especies a sobrevivir al reducir el riesgo de defectos de nacimiento, enfermedades y genes desfavorables.