Durante gran parte de la década de 1990, el cantante pop, compositor y músico Prince cambió su nombre por lo que denominó "un símbolo impronunciable", según Entertainment Weekly. El glifo combina elementos de símbolos astrológicos para hombres y mujeres en una forma que se asemejaba a un cetro.
Prince estaba frustrado con Warner Bros., su sello discográfico en ese momento, por pedirle que lanzara menos álbumes para evitar inundar el mercado. Rolling Stone informa que, frustrado por no poder salir de su contrato de grabación, Prince tomó represalias con el cambio de nombre. Cuando los periodistas se quejaron de la dificultad de informar sobre él, él cedió y les permitió referirse a él como "El artista que antes se conocía como príncipe". Cuando su contrato expiró en 2000, volvió a su nombre anterior y legal, Prince.