Beowulf, un joven guerrero de Geatish, lucha contra Grendel sin armadura y con sus propias manos, usando fuerza pura para arrancarle el brazo a Grendel. Lo hace como punto de honor porque Grendel lucha sin armas Beowulf piensa que es incorrecto tomar una ventaja injusta.
Beowulf aparentemente no se da cuenta de que Grendel no puede ser dañado con armas, como lo demuestra el hecho de que sus hombres ni siquiera pueden rascar al monstruo. Este punto narrativo indica cómo el sentido de honor de Beowulf garantiza que no cometa un error crítico. También puede interpretarse como una indicación de que Beowulf eligió el arma correcta. Él lucha contra una fuerza primordial, Grendel, con las armas humanas más primitivas, la fuerza bruta.
Si el poema se lee en un nivel alegórico, Grendel, el descendiente de Caín, es la encarnación misma del mal, posiblemente el mal dentro de la humanidad. Al luchar directamente contra él sin armas, Beowulf no usa fuerza física sino voluntad moral para derrotar al mal en sí mismo, deshaciéndose simbólicamente de la marca de Caín y mostrándose como un verdadero héroe digno de luchar contra monstruos más grandes como la madre de Grendel. Esta lectura se ve reforzada por el discurso posterior del rey Hrothgar que acredita la victoria de Beowulf para Dios y para el héroe.